Anmerkungen
7
Vgl. V 28,7f.
8
Erneut geht es um sie selbst; vgl. V 28,4; 30,4, wo sie ebenfalls klar sagt,
dass sie ihre Visionen nie mit den „Augen des Leibes ..., sondern nur mit den
Augen der Seele“ geschaut habe. In CC 53, geschrieben ein Jahr vor der Inneren
Burg, behauptet sie: „denn mit den Augen des Leibes sah sie niemals etwas“
(53,2), und weiter unten: „Niemals sah sie etwas mit den Augen des Leibes“
(53,21).
(Teresa
von Avila, Wohnungen der Inneren Burg, Vollständige Neuübertragung, Gesammelte
Werke Bd.4, Herder 2005, Herausgegeben, übersetzt und eingeleitet von Ulrich
Dobhan OCD, Elisabeth Peeters OCD)
4. Aunque digo
imagen, entiéndese que no es pintada al parecer de quien la ve, sino
verdaderamente viva, y algunas veces se está hablando con el alma y aun
mostrándole grandes secretos. Mas habéis de entender que aunque en esto se detenga
algún espacio, no se puede estar mirando más que estar mirando al sol, y así
esta vista siempre pasa muy de presto; y no porque su resplandor da pena, como
el del sol, a la vista interior, que es la que ve todo esto que cuando es con
la vista exterior no sabré decir de ello ninguna cosa, porque esta persona que
he dicho, de quien tan particularmente yo puedo hablar, no había pasado por
ello; y de lo que no hay experiencia, mal se puede dar razón cierta), porque su
resplandor es como una luz infusa y de un sol cubierto de una cosa tan delgada
como un diamante, si se puede labrar; como una holanda parece la vestidura, y
casi todas las veces que Dios hace esta merced al alma, se queda en
arrobamiento, que no puede su bajeza sufrir tan espantosa vista.
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