Anmerkungen
27 Ein wichtiges, opiumhaltiges Allheilmittel des Mittelalters; Teresa
zeigt sich immer wieder bestens informiert über die medizinischen Möglichkeiten
bzw. Scharlatanerie ihrer Zeit.Weitere Beispiele für ihr breites Interesse für
die verschiedensten Lebensbereiche, u. a. auch für Naturphänomene und
technische Vorgänge in 6M 5,2 (die elektrische Aufladung von Bernstein); 6M 5,9
(die Funktionsweise einer Büchse); 6M 6,8 (der Destillierkolben).
28 Ein wichtiger Grundsatz der Spiritualität Teresas: Anerkennen, dass
wir uns das Eigentliche nicht selbst schenken können, und es statt dessen von
Gott erwarten, also auf sein Erbarmen vertrauen; vgl. MC 3,12 und ferner V
19,3; 25,17; CE 49,1; CC 1,20; usw.
29 Vgl. MC 4,8: „Bedenken wir, dass
er den Lohn fur unsere Liebe zu ihm nicht für das andere Leben aufbewahrt,
sondern die Auszahlung hier schon beginnt;“ siehe ferner MC
3,14; 5M 3,3; 6M 4,10; V 18,9. Dass Gott den Menschen nicht erst im Jenseits,
sondern bereits in diesem Leben überreich – letztlich mit sich selbst –
beschenkt, sagt auch Johannes vom Kreuz; vgl. 1S 7,2; 8,5; 2S 5,2.5.11; 8,2;
9,4; 2 N 24,3; CA 15,1; CB 22,3; 24,2; LB 1,15; und viele weitere Stellen.
(Teresa
von Avila, Wohnungen der Inneren Burg, Vollständige Neuübertragung, Gesammelte Werke
Bd.4, Herder 2005, Herausgegeben, übersetzt und eingeleitet von Ulrich Dobhan
OCD, Elisabeth Peeters OCD)
9. Por eso, no os
desaniméis, si alguna vez cayereis, para dejar de procurar ir adelante; que aun
de esa caída sacará Dios bien, como hace el que vende la triaca para probar si
es buena, que bebe la ponzoña primero. Cuando no viésemos en otra cosa nuestra miseria y el
gran daño que nos hace andar derramados, sino en esta batería que se pasa para
tornarnos a recoger, bastaba. ¿Puede ser mayor mal que no nos hallemos en
nuestra misma casa? ¿Qué esperanza podemos tener de hallar sosiego en otras
cosas, pues en las propias no podemos sosegar? Sino que tan grandes y verdaderos
amigos y parientes y con quien siempre, aunque no queramos, hemos de vivir,
como son las potencias, ésas parece nos hacen la guerra, como sentidas de las
que a ellas les han hecho nuestros vicios. ¡Paz, paz!, hermanas mías, dijo el
Señor, y amonestó a sus Apóstoles tantas veces. Pues creeme, que si no la tenemos
y procuramos en nuestra casa, que no la hallaremos en los extraños. Acábese ya
esta guerra; por la sangre que derramó por nosotros lo pido yo a los que no han
comenzado a entrar en sí; y a los que han comenzado, que no baste para hacerlos
tornar atrás. Miren que es peor la recaída que la caída; ya ven su pérdida; confíen
en la misericordia de Dios y nonada en sí, y verán cómo Su Majestad le lleva de
unas moradas a otras y le mete en la tierra adonde estas fieras ni le puedan tocar
ni cansar, sino que él las sujete a todas y burle de ellas, y goce de muchos
más bienes que podría desear, aun en esta vida digo.
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