3 Solches übel und noch mehr fügen die ungeordneten
Begierden nach den Dingen dieser Welt der Seelenschönheit zu. Wollten wir eine
durch Begierden verunstaltete und besudelte Gestalt schildern, wir fänden
nichts Vergleichbares unter all dem Unreinen und Schmutzigen, das in diesem
Leben gedacht werden kann, und wäre es voll Spinngeweb und Ungeziefer, häßlich
wie eine verwesende Leiche. Wohl ist die zerrüttete Seele ihrem natürlichen
Sein nach so vollkommen, wie Gott sie erschuf; doch als vernünftiges Wesen ist
sie häßlich, abscheulich, beschmutzt, verfinstert, mit allen hier beschriebenen
und noch viel mehr Übeln behaftet. Es genügt ja schon, wie wir noch ausführen
werden, ein einziges ungeordnetes Begehren, und führte es auch nicht zur
Todsünde, um die Seele so zu versklaven, zu besudeln und zu entstellen, daß sie
auf keine Weise zur Gottvereinigung gelangen kann, ehe sie ihr Begehren
reinigt. Wie häßlich muß nun eine Seele sein, die in ihren Leidenschaften ganz
zerrüttet und an ihre Triebe ausgeliefert ist, wie weit entfernt von Gott und
seiner Reinheit!
Johannes vom Kreuz, Empor den Karmelberg, Einsiedeln (2003)
Übertragung von Oda Schneider
*****
3. Que todo este mal y más hacen en la hermosura
del alma los desordenados apetitos en las cosas de este siglo. Tanto, que, si
hubiesemos de hablar de
propósito de la fea y sucia figura que al alma los apetitos pueden poner, no
hallaríamos cosa, por llena de
telarañas y sabandijas que
este, ni fealdad de cuerpo muerto, ni otra cosa cualquiera inmunda y sucia
cuanto en esta vida la puede
haber y se puede imaginar,
a que la pudiesemos comparar. Porque,
aunque es verdad que el alma desordenada, en cuanto al ser
natural, está tan perfecta
como Dios la crió, pero, en cuanto al ser de razón, está fea, abominable,
sucia, figura y con todos los
males que aquí se van
escribiendo y mucho más. Porque, aun sólo un apetito desordenado, como despues
diremos, aunque no sea de
materia de pecado mortal,
basta para poner un alma tan sujeta, sucia y fea, que en ninguna manera puede
convenir con Dios en una
unión hasta que el apetito
se purifique. ¿Cuál será la fealdad de la que del todo está desordenada en sus
propias pasiones y
entregada a sus apetitos, y
cuán alejada de Dios estará y de su pureza?
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