Begierden quälen die Seele. Beweise durch Vergleiche und Stellen der Heiligen Schrift.
1 Das zweite abelpositiver Art, das die Begierden der Seele zufügen, besteht im Quälen und Betrüben, so, als wäre einer zur Folter mit Stricken irgendwo festgebunden und fände keine Ruhe ehe er sich befreit hat. David sagt deswegen: Funes peccatorum circumplexi sunt me. -Die Stricke meiner Sünden -nämlich meine Begierden -umschlingen mich (Ps 118,61).
Gleich wie einer sich peinigt und quält, der sich nackt auf spitze Dornen legt, so peinigt und quält sich die Seele, die auf ihren Begierden lagert; denn sie verwunden, ritzen, dringen ein und hinterlassen Schmerz gleich wie Dornen. Auch davon spricht David: Circumdederunt me sicut apes, et exarserunt sicut ignis in spinis. -Sie umschwärmten mich wie Bienen, versehrten mich mit ihren Stacheln und entbrannten wider mich wie Feuer im Gedörn (Ps 117, 12); denn an den Begierden, dies sind die Dornen, nährt sich das Feuer der Angst und Qual.
So wie der Ackersmann den Ochsen am Pfluge antreibt und peinigt, begierig auf die erhoffte Ernte, so treibt die Lüsternheit eine dem Begehren unterjochte Seele, um das Ersehnte zu erlangen. Dies läßt sich gut am Begehren der Dalila erkennen, die durchaus wissen wollte, was es mit der Kraft Samsons auf sich habe. Die Heilige Schrift sagt, sie bedrängte und quälte ihn so sehr, daß er fast zu Tode kam: DeJecit anima eius, ct ad mortem usque lassata est. -Da ward sein Geist sterbensmatt (Richt 16, 16).
Johannes vom Kreuz, Empor den Karmelberg, Einsiedeln (2003)
Übertragung von Oda Schneider
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CAPÍTULO 7
En que se trata cómo los apetitos atormentan al alma. Pruebalo tambien por comparaciones y autoridades.
1. La segunda manera de mal positivo que causan al alma los apetitos es que la atormentan y afligen a manera del que está en
tormento de cordeles, abarcado a alguna parte, de lo cual hasta que se libre no descansa. Y de estos dice David (Sal. 118, 61):
Funes peccatorum circumplexi sunt me: Los cordeles de mis pecados, que son mis apetitos, en derredor me han apretado.
Y de la misma manera que se atormenta y aflige al que desnudo se acuesta sobre espinas y puntas, así se atormenta el alma y aflige
cuando sobre sus apetitos se recuesta. Porque, a manera de espinas, hieren y lastiman y asen y dejan dolor. Y de ellos
tambien dice David (Sal. 117, 12): Circumdederunt me sicut apes, et exarserunt sicut ignis in spinis; que quiere decir: Rodeáronse
de mí como abejas, punzándome con sus aguijones, y encendieronse contra mí como el fuego en espinas; por que en los apetitos, que
son las espinas, crece el fuego de la angustia y del tormento.
Y así como aflige y atormenta el gañán al buey debajo del arado con codicia de la mies que espera, así la concupiscencia aflige al
alma debajo del apetito por conseguir lo que quiere. Lo cual se echa bien de ver en aquel apetito que tenía Dalila de saber en que
tenía tanta fuerza Sansón, que dice la Sagrada Escritura (Jue. 16, 163) que la fatigaba y atormentaba tanto, que la hizo desfallecer
casi hasta morir, diciendo: Defecit anima eius, et ad mortem usque lassata est.
En que se trata cómo los apetitos atormentan al alma. Pruebalo tambien por comparaciones y autoridades.
1. La segunda manera de mal positivo que causan al alma los apetitos es que la atormentan y afligen a manera del que está en
tormento de cordeles, abarcado a alguna parte, de lo cual hasta que se libre no descansa. Y de estos dice David (Sal. 118, 61):
Funes peccatorum circumplexi sunt me: Los cordeles de mis pecados, que son mis apetitos, en derredor me han apretado.
Y de la misma manera que se atormenta y aflige al que desnudo se acuesta sobre espinas y puntas, así se atormenta el alma y aflige
cuando sobre sus apetitos se recuesta. Porque, a manera de espinas, hieren y lastiman y asen y dejan dolor. Y de ellos
tambien dice David (Sal. 117, 12): Circumdederunt me sicut apes, et exarserunt sicut ignis in spinis; que quiere decir: Rodeáronse
de mí como abejas, punzándome con sus aguijones, y encendieronse contra mí como el fuego en espinas; por que en los apetitos, que
son las espinas, crece el fuego de la angustia y del tormento.
Y así como aflige y atormenta el gañán al buey debajo del arado con codicia de la mies que espera, así la concupiscencia aflige al
alma debajo del apetito por conseguir lo que quiere. Lo cual se echa bien de ver en aquel apetito que tenía Dalila de saber en que
tenía tanta fuerza Sansón, que dice la Sagrada Escritura (Jue. 16, 163) que la fatigaba y atormentaba tanto, que la hizo desfallecer
casi hasta morir, diciendo: Defecit anima eius, et ad mortem usque lassata est.
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